IMPORTANCIA DE LA ACTITUD PARA EL DESARROLLO ORGANIZACIONAL Y SOCIAL
Las actitudes surgen de las interacciones de las personas con un objeto en contexto motivacional y cognoscitivo particular. Según va interactuando con el objeto (directa o indirectamente) se comprueban las actitudes, se la expone a la información nueva, a veces se las archiva y conserva y a veces se las cambia. La actitud que tenga un individuo lo llevará a decidir una intención conductual (la conducta que planea realizar) influirá sobre tal intención algún componente afectivo que, en sí, está influido por las experiencias de reforzamiento o de castigo por las que el sujeto ha pasado al estar en contacto con el objeto de actitud.
Hay otros factores que influyen sobre la intención conductual del individuo, como los estereotipos sociales, que incluyen, aparte de la socioeconómica, otras imágenes del objeto de actitud; la situación anticipada, que abarca todas las actividades atingentes a las que puede dedicarse el individuo y que pueden acelerar o retrasar la ejecución del acto elegido y finalmente, los acontecimientos inesperados que pudieran impedirle al individuo realizar la intención conductual decidida.
Su importancia es vital ya que en el desarrollo organizacional, es una pieza fundamental para cualquier empresa organizada ya que el mismo implica un desarrollo sistemático para cualquier sistema de administración que tenga como objetivo dar un buen servicio tanto en su desempeño interno, como externo. Ya que las piezas fundamentales son las actitudes, valores y estructuras de la organización, para que estas puedan adaptarlas alas nuevas tecnologías, mercados y retos de un ritmo que cada vez se hace más arduo, por la misma competitividad que existe en el campo laboral ya que a través de esto podemos conseguir el propósito para construir el éxito que es el de aumentar la efectividad y bienestar de la organización.
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